La mayoría de personas infectadas con el Tripanosoma cruzi, el parásito que provoca el Chagas, presenta algún síntoma en el momento de la infección. En muy pocos casos el Chagas agudo provoca la muerte, en la mayoría, estos síntomas pasan desapercibidos y durante años los enfermos no vuelven a tener molestias. Se calcula que aproximadamente el 70% de los infectados vivirán con el parásito sin que su salud se vea afectada. Sin embargo, en la fase crónica de la enfermedad, el 30% desarrollarán lesiones cardíacas, digestivas y neurológicas, causando daños irreversibles. Ante la imposibilidad de prever cuáles van a desarrollar la enfermedad, hay que ofrecer tratamientos a todos los enfermos, valorando su estado clínico y su edad.
Como en muchos momentos la enfermedad no presenta síntomas, la detección activa de casos debe ser una prioridad en los programas de lucha contra el Chagas. Actualmente, el diagnóstico necesita confirmarse con pruebas de laboratorio. Muchas veces, los países endémicos no cuentan con las instalaciones ni el personal necesario para hacer estas pruebas. Es fundamental que las poblaciones que viven en zonas endémicas tengan acceso al diagnóstico y puedan saber si han sido infectadas con el T. cruzi. De no ser así, miles de personas morirán cada año sin saber cuál ha sido la causa.
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